Un motivo muy especial nos ha reunido en la Capilla esta mañana, 27 de febrero, el aniversario de la muerte de nuestra Hermana Teresa Mira, la mujer que supo escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, la que estuvo siempre atenta a todo lo que Dios le iba pidiendo y supo responderle con alegría; esa alegría que contagia y que queda reflejada en la sonrisa que irradiaba su rostro.
Toda su vida la dedicó al Señor a través del servicio a los demás, pues fue siempre coherente con su lema: “Hagamos el bien a todos”.