Al iniciar un nuevo año detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días: te pido para mí y los míos la paz, la salud y el cariño. Dame alegría para que, cuantos convivan conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poco de TI.
Danos un año feliz.
Este nuevo año seamos luz para los demás.
Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor.
Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros mismos y amamos a los demás, podemos lograr lo que sugiere San Pedro en su primera carta:"estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza. Con dulzura, respeto y con buena conciencia".
Si encendemos la llama de la esperanza y el fuego del amor, su luz radiante brillarán en el año después de que se apaguen las luces de la Navidad.
Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad.
Nos preparamos para celebrar una fiesta muy importante para los amigos de Jesús, la Navidad.
Es una fiesta tan grande que la estamos preparado durante este tiempo de Adviento. Un tiempo de preparación de nuestro corazón, para que Jesús también nazca en nuestro interior.
Que nuestra alegría no sea superficial, sino profunda, que proceda de decir siempre Sí a Dios, a sus planes, a su amor, y también de darnos con amor a todos los que nos rodean.
Nos encontramos en la segunda semana de Adviento
Levántate
Prepara el camino